Los nuevos retos de la industria alimentaria

El sector agroalimentario tiene un importante valor estratégico para la economía española, no solo por su aportación al PIB y por su proyección internacional, sino también desde un punto de vista social y medioambiental. La pandemia, el incremento de los costes de la energía y de las materias primas y el cambio climático, plantean grandes retos a los que tiene que hacer frente la industria alimentaria.

Priorizar el cumplimiento de parámetros de sostenibilidad en la producción

La industria alimentaria tiene como propósito satisfacer las necesidades de alimentación de la población mediante la preparación de diversos productos alimenticios, tanto elaborados como semielaborados, a partir de materias primas provenientes de origen animal o vegetal.

Esta industria abarca las etapas de producción, selección, procesamiento, transporte y venta de los alimentos provenientes de una muy variada oferta agropecuaria. Sus productos atraviesan un conjunto de procesos de transformación que culminan con su consumo por parte del público.

Sin embargo, el sistema internacional de producción de alimentos no es sostenible. El desperdicio alimentario, la pérdida de la biodiversidad agrícola, el uso de fertilizantes contaminantes o el aumento de los gases de efecto invernadero son algunos de los problemas que se derivan de la incorrecta gestión de la sostenibilidad medioambiental en el sector.

Por ello, uno de los retos a los que se enfrenta la industria alimentaria es priorizar el cumplimiento de parámetros sostenibles en su actividad:desarrollo de cultivos que resistan mejor las condiciones climáticas extremas, sistemas que faciliten la descarbonización de la cadena de valor y un uso más eficiente del agua, entre otros.

El envasado es clave para un modelo circular de producción y consumo

Las políticas de RSC de las empresas del sector de alimentación se han visto directamente influenciadas por el Real Decreto Europeo sobre Envases y Residuos que entrará en vigor próximamente para fomentar la circularidad de los materiales utilizados en la industria.

2023 será un año crucial para las políticas de sostenibilidad de las empresas del sector de alimentación. Las políticas de RSC pasarán de ser de obligado cumplimiento, a tener un impacto positivo en las cuentas de resultados. Los consumidores, cuando escogen un producto de un lineal, lo primero que hacen hoy es mirar su etiqueta.

Aspectos como el precio o la marca han pasado a un segundo plano y el consumidor se fija más en los ingredientes, los procesos de producción, las certificaciones y el tipo de envase. Entre las nuevas generaciones crece una corriente que promueve la gastronomía sostenible y a la que no puede ser ajena la industria alimentaria.

El programa ASTA para mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición

La FAO y la Organización de las Naciones Unidas han desarrollado un programa conjunto a escala mundial, diseñado para ayudar a los países menos desarrollados a lograr que sus sistemas agroalimentarios sean más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles.

El programa ASTA (Acelerador de la Transformación de los Sistemas Agroalimentarios) es el primero de los elementos clave de esta colaboración. La idea es ayudar a generar inversiones en el sistema agroalimentario de algunos de los países más pobres para que sean más eficientes, inclusivos y sostenibles mediante el fomento de asociaciones y la generación de inversiones público-privadas. 

El programa ASTA presenta un nuevo enfoque y soluciones innovadoras en este sentido, como son:

• Establecer una amplia colaboración entre los sectores público y privado.
• Suprimir la prestación tradicional de apoyo descendente para que sean los beneficiarios quienes dirijan el proceso.
• Unirse al enfoque Unidos en la Acción, en el que diferentes organizaciones de las Naciones Unidas suman fuerzas para ayudar a los países de forma más sinérgica.
• Dejar de centrarse en algunos indicadores relacionados con los ODS. 

Otros retos para la industria alimentaria: buscar nuevas fuentes de proteínas

Se prevé que el aumento en el consumo de alimentos incrementará en un 40% lademanda de productos cárnicos en los próximos 20 años. Por ello, es necesario  buscar otras fuentes de proteínas alternativas y ecosistemas plant-based: proteínas vegetales o agricultura celular, el uso de insectos, algas, hongos o incluso el aire, como fuentes de proteínas; y técnicas como la impresión 3D o la fermentación.

Entre las fuentes proteicas vegetales más empleadas con este objetivo está la soja, pero debido a los problemas alergénicos que crea, se están investigando ya otras fuentes de proteínas alternativas como el guisante, cuyo uso también está muy extendido actualmente; el garbanzo, la lenteja, el haba, etc.

Una alternativa sostenible a la producción actual de productos cárnicos es la carne cultivada, carne cell-based. En noviembre de 2022 la FDA declaró que la carne cultivada de pollo desarrollada por una empresa norteamericana era segura para el consumo humano.

Prevenir los riesgos laborales en toda la cadena de la industria alimentaria

Y “last but not least”, otro reto para la industria alimentaria es mejorar e innovar en la prevención de riesgos laborales en toda la cadena alimentaria: agricultura, recolección, procesamiento y distribución.

Dependiendo de la actividad y del lugar de trabajo los riesgos para los trabajadores de la industria alimentaria pueden ser muy variados, aunque prácticamente la mitad de los accidentes de este sector se deben a sobreesfuerzos o a golpes y cortes por herramientas. Otros riegos en esta industria son:

• Riesgos de lesiones por tareas repetitivas o malas posturas.
• Choques y golpes contra objetos móviles e inmóviles.
• Calambres por corrientes eléctricas.
• Peligros biológicos: bacterias, parásitos, virus, toxinas, etc.
• Riesgos químicos: pesticidas o cualquier otra sustancia nociva.
• Peligros físicos: trozos de cristal u otro material frágil, plástico, etc.
• Riesgos por exposición al calor o al frío.

Pero también debemos ir un paso más allá y no solo proteger a los trabajadores de nuestro sector, sino garantizar que todos los proveedores de la cadena cumplen con los estándares de calidad, solvencia y cumplimiento normativo, y que velan por la salud y la seguridad de sus trabajadores.

En Nalanda contamos con una plataforma que permite a nuestros clientes de la industria alimentaria saber si sus proveedores son fiables, solventes y respetan la legalidad para que tanto compradores como suministradores se obliguen mutuamente a competir en un mercado más ético y más justo.