Invertir en cultura preventiva es rentable

El desastre de Chernóbil y su posterior investigación dio lugar a la primera definición que se conoce de cultura preventiva. Se trata del conjunto de valores, creencias y actitudes compartidos por todos los miembros de una organización sobre la salud y los riesgos laborales, con independencia de su tamaño, ámbito y sector. Y lo primero que debemos saber es que invertir en cultura preventiva es rentable. Se estima que por cada euro invertido en salud laboral se recuperan 2,54€.

Pero, ¿existe en las empresas españolas una cultura preventiva?

Según una encuesta que hemos realizado en Nalanda entre nuestros clientes, el 80% de las empresas están comprometidas con fomentar una conciencia de promover una cultura de seguridad y salud entre sus empleados. Apenas un 15% no están comprometidos y solo un 5% de las compañías están absolutamente desvinculados de este objetivo.

Es cierto que en los últimos años hemos avanzado mucho en nuestro país en cuestiones de prevención. En 1985 fallecían en España 1.200 personas cada año por accidentes laborales y actualmente esa cifra se ha reducido a algo más de 500.

Pero, a pesar de este avance en las estadísticas hay mucho camino por recorrer. Tenemos una tasa de 2,84 accidentes mortales por cada 100.000 trabajadores, lo que nos sitúa por encima de la media europea (1,65). Y la forma en la que hemos sufrido en España el COVID nos confirma que no está muy extendida una auténtica cultura de prevención.

Qué hacer para potenciar la cultura sobre prevención

Uno de los puntos clave a la hora de mejorar y potenciar nuestra cultura preventiva pasa por implicar a la alta dirección de las organizaciones. Y esto es fundamental, porque está comprobado que lo que realmente importa a la dirección de una entidad acaba convirtiéndose en importante para el resto de la gente.

Y no olvidemos que las personas son el mayor activo de una organización. Por eso las empresas deben adoptar las medidas necesarias para que vuelvan a su hogar, como mínimo, en las mismas condiciones en las que han llegado a trabajar. Ese es y será siempre el fin último de la mejora en cultura preventiva: la Visión ZERO accidentes y enfermedades.

En una organización en la que esté implantada adecuadamente la cultura preventiva, los trabajadores son conocedores de aquellos riesgos a los que pueden enfrentarse día a día al desarrollar su actividad. Y son ellos quienes cumplen con las medidas preventivas adoptadas e inician, en caso necesario, los planes de contingencia de la organización trabajando de forma colaborativa con un objetivo común: la seguridad y la salud como valores intrínsecos.

Ventajas de tener una sólida cultura preventiva en las organizaciones

Son muchas las ventajas de tener sólidamente implantada una buena cultura preventiva. Entre ellas podemos mencionar:

• Trabajar en entornos más seguros y saludables aumenta el bienestar y la satisfacción de las personas y potencia el orgullo de pertenencia a la entidad.
• La no prevención puede costar mucho dinero. El coste de los accidentes y de las enfermedades profesionales en los países de la UE oscila entre el 2,6% y el 3,8% del PIB. Un entorno más seguro es más productivo.
• Mejora la reputación de la compañía y la calidad de los productos o el servicio. Los trabajadores se concentran más en su función desarrollando otras cualidades como la innovación y la creatividad.
• Una buena cultura en PRL reduce el absentismo y la rotación de los empleados y aumenta la competitividad de la compañía.
• Invertir en cultura de seguridad nos permite posicionar a nuestra compañía a nivel estratégico, ya no sólo dentro de nuestro sector sino a nivel global. Todos conocemos empresas que son referentes en seguridad y salud y son reconocidas a nivel mundial en ese campo. Y ello genera una positiva reacción en cadena. Seremos más atractivos ya no sólo para atraer el talento, sino para los posibles inversores, accionistas o clientes.

La política preventiva en las organizaciones debe estar orientada hacia la integración eficaz de la prevención de riesgos laborales en el sistema de gestión de la propia empresa. Y esto será muy beneficioso tanto para el trabajador, que mejorará su bienestar y salud;  como para la propia compañía, que aumentará su rentabilidad;  así como para la Seguridad Social, porque se reducirá el coste de la siniestralidad laboral. Se calcula que el coste medio de un accidente leve es de unos 732€, mientras que los accidentes graves, muy graves y mortales tienen un coste de entre 10.000 y 35.000€.

En resumen

A la vista de estos datos, está claro que invertir en cultura preventiva es rentable. Pero si alguien quiere aplicar el ejercicio de forma práctica, el profesor Guy Ahonen  tiene una metodología clara. Lo explica en la web del Finish Institute of Occupational Health en la que se puede calcular el retorno de la inversión realizada en materia de seguridad y salud laboral. Se trata de un modelo que insiste en que trabajar en condiciones óptimas en este área mejora la productividad.