Actualidad Nalanda
La cultura preventiva es algo que nunca ha estado en el ADN de los españoles y, desgraciadamente, en el entorno laboral la prevención sigue sin ser una prioridad. Por eso todos los que estamos en este sector tenemos un reto: fomentar el liderazgo en cultura preventiva para impulsar el cambio de paradigma en todas las organizaciones.
El concepto de cultura preventiva proviene del concepto de “cultura de seguridad” que aparece en los años 80 vinculado a los grandes accidentes laborales y, más concretamente, al accidente de la central nuclear de Chernóbil. El 26 de abril de 1986 dos explosiones ocurridas en dicha planta de la entonces Unión Soviética fundieron 1.000 toneladas del reactor 4 y liberaron productos de fisión hacia la atmósfera creando un área contaminada de 600 kilómetros alrededor de la central.
Pese a que la cultura preventiva en el ámbito laboral ha evolucionado notablemente en los últimos años convirtiéndose en un área fundamental a desarrollar y vigilar en las empresas, la siniestralidad sigue arrojando datos preocupantes, pues los accidentes son algo consustancial a la actividad productiva. Las cifras hablan por sí solas:
Si nos centramos en nuestro país, según el INSST la siniestralidad supone, cada año, un coste aproximado del 3% del PIB y se lleva consigo ocho centenares de vidas. Son aproximadamente 12.000 millones de euros, unas cifras que dan que pensar.
Al no ser la prevención un actividad propiamente productiva es preciso un cambio urgente de paradigma en las organizaciones: es necesario fomentar el liderazgo en cultura preventiva para integrarla en todas las áreas y niveles jerárquicos de las empresas a través de la implantación y aplicación de un plan de riesgos laborales.
Fomentar la cultura preventiva desde la empresa supone un compromiso para combatir la siniestralidad laboral. El objetivo es reducir al mínimo las incapacidades, las enfermedades profesionales y las muertes relacionadas con el trabajo, al tiempo que se mejora la salud y del bienestar de los trabajadores. Pero esto por sí mismo no supone ni garantiza que no se produzca ningún accidente laboral.
Entonces, ¿cómo empezamos a cambiar? Una de las posibles estrategias es utilizar el “método GROW”, que emplea preguntas abiertas y escucha activa para analizar las distintas situaciones que pueden darse al gestionar la prevención en una organización. Este método se basa en cuatro pasos:
Goal (objetivos): Consiste en saber bien lo que queremos.
Reality (situación actual): Saber bien en qué punto se encuentra nuestra empresa.
Options (Opciones): Valorar qué opciones posibles tengo al alcance para conseguir los objetivos.
Will (Plan de Acción). Una vez analizados los objetivos y los medios, definir un plan de acción para mejorar la prevención.
La cultura preventiva se consigue liderando un cambio en los trabajadores y en la forma de actuar en el trabajo frente a los riesgos que implica. Se trata de adoptar nuevas conductas y promover una actitud responsable y de respeto por la protección de la salud y del entorno.
Pero para que este cambio sea efectivo y cale en toda la organización es importante liderarlo. ¿Qué es un líder? Alguien que haga crecer a quienes tiene a su alrededor y que logra que cada vez le necesiten menos, pero que consigue que le sigan eligiendo y admirando.
Un líder no es un simple gestor que administra los recursos. Un líder es alguien con visión de futuro, innovador, empoderado, que motiva y promueve el cambio de cultura, que sabe gestionar las situaciones complejas y que sabe comunicar, empatizar y utilizar su inteligencia emocional para obtener lo mejor de cada uno.
Y para que el cambio en la cultura preventiva sea eficiente el liderazgo debe ejercerse desde la generosidad, sin responder a intereses propios. Debe tener muy clara la hoja de ruta y debe ser humilde para gestionar talentos superiores al suyo, dejando que el aplauso lo recoja su equipo.
Entre ellas podemos mencionar:
Así pues, debemos fomentar el liderazgo como la mejor estrategia para que toda la organización se empape de una cultura preventiva real. Todos debemos participar activamente de nuestros roles como actores secundarios siguiendo a nuestros líderes o protagonistas para que, como en las buenas películas, la “trama” de la prevención funcione de forma efectiva.
En Nalanda sabemos que invertir en cultura preventiva es rentable; como decía Henry Ford, el activo más importante de una empresa son su equipo humano. ¿Cómo no va a ser una buena inversión que las personas de una organización desempeñen su trabajo de forma segura y saludable?
Por eso, disponemos de un servicio específico SW PRL, que te ayuda a organizar y conseguir prevenir al máximo todos los riesgos laborales de tu empresa, de forma eficiente y ahorrando tiempo y dinero en gestiones que se automatizan y controlan desde una sola interfaz.
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– Manuscrito Universidad de Nalanda – S.XI
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