En el siglo XVII, la noche de sueño tenía un intermedio de un par de horas. Sí. Por extraño que suene, la gente interrumpía su sueño y su descanso para leer, rezar o socializar. Hoy día, ya hemos puesto remedio a esa insana costumbre. Un adecuado descanso será positivo para todas las áreas de nuestra vida, y en el entorno laboral, es imprescindible.
¿Qué pasa cuando no dormimos lo suficiente?
No es sorprendente escuchar a empresarios de éxito que afirman no dormir más de 4 ó 5 horas. Mucha gente considera esto un paradigma del éxito. El renunciar a horas de sueño y descanso para “rendir” más durante el día y ser una persona de éxito es algo que está bien visto.
Esto un cliché tan falso como peligroso, pues está más que demostrado científicamente que un adulto de entre 18 y 64 años debe dormir al menos 7 horas diarias seguidas para tener una vida personal y laboral productiva.
Es tarea complicada en una sociedad que vive demasiado deprisa y con constantes cambios tecnológicos. Vivimos en un mundo de 24/7, en el que muchos trabajadores siguen conectados a sus móviles y a su email de trabajo pasadas las diez y once de la noche. Es una carrera desmedida y errónea para mantenerse al día en su trabajo.
El sueño como medicina preventiva
Cuando un trabajador no descansa bien, reduce sin ser consciente su rendimiento laboral. Esto se debe a que la falta de un sueño continuado puede producir síntomas de irritabilidad, ansiedad y presión arterial elevada, causando trastornos fisiológicos y anímicos en los trabajadores. La falta de calidad del sueño puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y renales, diabetes y obesidad.
Según la Asociación Mundial de Medicina del Sueño, en el año 2016 los trastornos del sueño ya eran considerados una epidemia global que amenazaba la salud y la calidad de vida de más del 45% de la población mundial.
Esto repercute en primera instancia en nuestro rendimiento personal, en nuestra gestión de las emociones en casa y en el trabajo. Estamos más irritados, menos atentos y receptivos, y nuestro cerebro no procesa la información igual. La suma de todos estos síntomas nos convierte en personas con poca o lenta capacidad de reacción ante situaciones personales y laborales que la requieren y nos hace sentir más frustrados.
También mantenemos por culpa de nuestra falta de descanso, una peor relación con nuestros jefes y compañeros de trabajo, que va en detrimento de la productividad de la empresa.
Menor calidad de sueño, más accidentes laborales
Según estudios de Asociación Mundial de Medicina del Sueño, dormir menos de seis horas triplica la probabilidad de tener un accidente laboral y entorpece al individuo afectando a su coordinación ocular y motora.
Las consecuencias son muy perjudiciales para nosotros como personas y para el desempeño en nuestros trabajos, ya sean estos de carácter físico o intelectual:
- Afecta la concentración: La falta de sueño afecta la concentración y reduce la capacidad de memorizar información. El cerebro está cansado por la vigilia y al no recibir el descanso que necesita para la reparación nocturna, no elimina lo superfluo; por tanto, no tiene capacidad para recibir información nueva.
- Hay una mayor probabilidad de sufrir un accidente laboral.
- La falta de concentración y la pérdida de memoria nos conducen a pasar de una tarea a otra. Como consecuencia de ello, esa falta de productividad dará lugar a retrasos, y trabajos inacabados o mal resueltos en el peor de los escenarios, con las consiguientes consecuencias para la empresa, o incluso para nuestra carrera profesional.
- Según la Sociedad Española del Sueño, los problemas para dormir y los trastornos que surgen por el déficit de descanso acarrean el 20% de los accidentes laborales. Un estudio realizado por la Fundación MAZ de Prevención y Medicina apunta que la falta de descanso se traduce en menor rendimiento y en una mayor predisposición al riesgo.
El no dormir bien cuesta dinero al Estado
Las consecuencias económicas en un año de la falta de sueño –según estudios realizados en Francia y Estados Unidos–, son de 653 millones de euros, incluyendo consultas médicas, registros de sueño, fármacos, etc. Los costes indirectos son de 2.455 millones de euros al año, causados por diferentes patologías asociadas a la falta de sueño, así como a la disminución del rendimiento, el absentismo laboral, los accidentes y el descenso de la productividad.
Las profesiones que más acusan los trastornos de sueño
Parece obvio que un déficit de sueño o una noche de poco descanso tiene un impacto directo en nuestro comportamiento laboral, con independencia de la actividad que realicemos, pues nuestra mente no está a pleno rendimiento, estamos más irritables y todo ello solo puede perjudicar nuestra tarea.
Sin embargo, hay algunas profesiones que, por su alto componente de riesgo, se ven más afectadas por esta falta de descanso o trastornos y alternaciones del sueño.
La falta de sueño suele estar presente como agente causal o como agravante, en muchos accidentes laborales, especialmente en aquellos que implican conducción de vehículos, maquinaria peligrosa o actividad de riesgo. El sueño supone un grave problema para realizar trabajos en los que una falta de atención pueda implicar riesgos para el propio trabajador o para otras personas de su entorno.
¿Qué pueden hacer los empresarios para minimizar el riesgo?
El empresario, puede ayudar a que sus trabajadores estén alerta, colocando luces brillantes en las áreas de trabajo, por ejemplo. De esta forma el cuerpo entenderá que es hora de estar despierto, y se mantendrá más alerta. También puede fomentar sistemas de siestas. De hecho, en varios lugares de Asia, como China y Japón, ya existe una cultura incorporada de la siesta en ciertas áreas de trabajo.
Dormir y descansar como es debido es una inversión a largo plazo, tanto para el empresario como para el trabajador: la productividad de la empresa mejorará, la salud de los empleados se mantendrá en buen estado y el riesgo de accidentes laborales se reducirá. Durmiendo como es debido, todos ganamos.
¿Cómo podemos mejorar la calidad de nuestras horas de sueño?
Establecer una serie de rutinas es una de las recetas más eficiente a la hora de adquirir hábitos de sueño que perduren en el tiempo. Somos animales de costumbres, pero buenas y malas. Estos son algunos consejos para crear hábitos duraderos que nos permitan dormir mejor, recogidos por la clínica Mayo:
- Irse a dormir a la misma hora cada noche y levantase a la misma hora cada mañana.
- Evitar siestas largas después de las 3 p.m.
- Evitar en la medida de lo posible el exceso de cafeína y alcohol por la noche.
- Evitar la nicotina por completo.
- Hacer ejercicio con regularidad, pero nunca hacerlo poco antes de acostarse
- Evitar comidas pesadas por la noche y optar por cenas más frugales.
- Procurar que su dormitorio sea cómodo, esté oscuro, tranquilo y que no esté demasiado cálido, ni muy frío.
- Seguir una rutina que ayude a relajarse antes de dormir (por ejemplo, leer, meditar o escuchar música).
- No quedarse mucho tiempo en la cama despierto. Si no puede conciliar el sueño después de 20 minutos, haga algo que le relaje hasta que tenga sueño, como leer, o escuchar música suave.
Queda claro que infravaloramos nuestras horas de reposo, sueño y descanso, que deberían suponer un tercio de nuestra vida. Si descuidamos ese tercio, no sólo nos convertiremos en una sociedad enferma y estresada, sino que trasladaremos todas sus consecuencias a nuestro ámbito personal, sentimental y laboral.
Como dice nuestro sabio refranero:
“Quien a su tiempo descansa, rinde el doble y no se cansa.”
¡Hagámosle caso!