Sostenibilidad empresarial: qué tener en cuenta para desarrollar una estrategia real

La sostenibilidad empresarial es una prioridad creciente en las compañías a nivel global. Y es que integrar prácticas sostenibles es crucial para la supervivencia de las empresas en un mundo marcado por conflictos, escasez de energía, cambio climático y desigualdades socioeconómicas. La sostenibilidad va más allá de buscar la rentabilidad financiera, aporta a la creación de valor ambiental, social y económico a mediano y largo plazo, asegurando el bienestar y progreso de las comunidades en las que trabajan y la longevidad de las empresas.

Estudios como el de la Comisión Europea, demuestran que las empresas sostenibles son más rentables y resilientes, generando mayor satisfacción entre clientes y empleados. El Pacto Mundial ONU España destaca que la sostenibilidad también ofrece beneficios comerciales, mejorando la cuenta de resultados y reduciendo costos. En ese sentido, la sostenibilidad permite a las empresas posicionarse de manera competitiva en el mercado.

Sostenibilidad empresarial, un imperativo legal

Además de ser un recurso para promover la continuidad y competitividad de la organización, a partir de 2025, la sostenibilidad será un requisito legal obligatorio, y las empresas deberán publicar informes en esta materia según la Directiva (UE) 2022/2464 del Parlamento Europeo y del Consejo. Esta normativa se implementará gradualmente según las características de cada empresa, como el número de empleados y el monto de facturación.

La normativa busca aumentar la transparencia en las acciones de sostenibilidad empresarial alineándose con el Pacto Verde Europeo y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. Esto facilitará la transición hacia un sistema económico y financiero sostenible, integrando profundamente los principios sostenibles en las estrategias corporativas.

¿Qué deben incluir los informes de sostenibilidad?

Para proporcionar una visión completa del impacto en términos de sostenibilidad empresarial y demostrar cómo influye esto en su evolución y resultados hay que presentar:

• Descripción del modelo de negocio y estrategia empresarial.
• Objetivos de sostenibilidad, incluyendo metas de reducción de gases de efecto invernadero para 2030 y 2050.
• Roles de los órganos de administración, dirección y supervisión en políticas de sostenibilidad.
• Principales riesgos relacionados con la sostenibilidad.
• Políticas corporativas de sostenibilidad.
• Información sobre incentivos para prácticas sostenibles.
• Procedimientos de diligencia debida aplicados por la empresa.
• Indicadores relevantes para los puntos mencionados.

En ese sentido, es indispensable que las empresas extiendan estas prácticas a toda su cadena de suministro, asegurándose de que sus proveedores también cumplan con los requisitos de sostenibilidad.

Prácticas sostenibles: más allá de la legalidad

Los beneficios de adoptar una estrategia de sostenibilidad empresarial van más allá de la obligación legal. En términos económicos, la eficiencia energética y el uso de tecnologías sostenibles permiten reducir costes operativos hasta un 30%, mientras que la demanda creciente de productos sostenibles ofrece nuevas oportunidades de mercado. Además, cumplir con normativas ambientales facilita el acceso a inversiones, mejores servicios financieros o ayudas.

En el ámbito social, las empresas sostenibles mejoran su reputación al ser vistas como responsables, lo que puede ser un polo de atracción tanto de clientes como de empleados. Asimismo, la adopción de prácticas sostenibles se traduce en un entorno laboral más seguro, llevando a que se reduzcan los accidentes y enfermedades laborales. Por último, lo más esencial a tener en cuenta, los beneficios ambientales. Estos se traducen en una menor huella de carbono gracias al uso de energías renovables y la gestión eficiente de recursos como el agua, entre otros, contribuyendo a la preservación del planeta para las generaciones futuras.

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