Pero para que estos empleos sean verdaderamente sostenibles tendremos que cerciorarnos de que ofrezcan unas condiciones de trabajo seguras, saludables y dignas. Los puestos de trabajo «verdes» tienen que ser buenos para los trabajadores y, asimismo, para el medio ambiente.
Nos enfrentamos a nuevos riesgos laborales hasta ahora desconocidos
Este es el nuevo escenario ya por todos conocido y cuyo avance es imparable. Si bien los beneficios mencionados de tener un planeta más limpio, de mejorar la eficiencia energética, de reciclar material sin necesidad de manufacturar más, no se le escapan a nadie y de hecho la inmensa mayoría de las empresas operan bajo esos nuevos parámetros, “no es oro todo lo que reluce”; este cambio va a dar lugar a la presencia de nuevas sustancias y a la adopción de nuevos procesos y tecnologías que también implican ciertos riesgos para la salud laboral hasta ahora desconocidos.
En otras palabras, pese a que los beneficios superen con mucho a las posibles desventajas, la salud laboral de esta nueva “hornada” de trabajadores no va a estar exenta de ciertos riesgos que debemos considerar y analizar. En términos generales, esta nueva economía circular puede poner en riesgo la prevención de los riesgos laborales asociados a los nuevos empleos verdes, ya que se puede poner de manifiesto un problema de falta de cualificación profesional en ciertos sectores ante la masiva oferta de empleos en estos nuevos nichos económicos. Las tecnologías o los procesos de trabajo de nueva aparición pueden generar nuevos riesgos que exigen disponer de nuevos perfiles de cualificaciones para afrontarlos: no es posible trasladar a éstos los «viejos» conocimientos en materia de seguridad y salud en el trabajo.
La instalación de una placa fotovoltaica para generar energía en una vivienda, por ejemplo, exige la combinación de los conocimientos y experiencia de un fontanero, un electricista y un experto en tecnología solar. Esto nos lleva a la conclusión de que va a ser necesaria una multicualificación para el desempeño de muchas actividades asociadas a los “empleos verdes”.
Y si la instalación de esos paneles fotovoltaicos se realiza en una zona industrial o en un área muy amplia en la que se habilitan cientos de estos dispositivos para generar energía en grandes cantidades, el trabajo de los operarios puede ocasionar dificultades para vigilar que se cumplen los criterios de seguridad y salud laboral en los “centros de trabajo desplazados”. Además, en este tipo de trabajos se utilizan habitualmente sustancias peligrosas como disolventes, pinturas, adhesivos, resinas, etc., lo que puede hacer que aumente el número de trabajadores expuestos a las mismas.
La descentralización y la robotización, elementos a tener en cuenta en la PRL
Por otro lado, la descentralización implica la subcontratación de muchos de los procesos de trabajo, ya sea con otras empresas menores, o con trabajadores autónomos. A nadie se le escapa que los procesos que se suelen subcontratar son lógicamente los que implican más riesgos para la salud, dando lugar de este modo al fenómeno llamado “subcontratación del riesgo”.
Otro importante riesgo a tener en cuenta en el marco de este avance es que el incremento de la automatización y robotización también será un factor común a muchos empleos verdes. El incremento de la complejidad y del uso de tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la fabricación automatizada puede hacer que muchos trabajadores se vean expuestos a riesgos psicosociales.
Este vertiginoso crecimiento de la economía verde puede tener como consecuencia el que trabajadores sin experiencia participen en procesos para los que no hayan recibido formación específica, lo cual pondría en peligro su seguridad y su salud. Los trabajadores con menor cualificación se verían obligados a aceptar condiciones económicas menos ventajosas. A esto hay que sumarle que la presión económica y política podría provocar que se pasen por alto las cuestiones de salud y seguridad en el trabajo.
En resumen, este nuevo paradigma con vocación de crear una economía que tenga como resultado un planeta más verde implica un proceso estructural que entraña, como es lógico, ciertos cambios: culturales y sociales, de procedimientos y metodologías, económicos y laborales y, consecuentemente, de seguridad para los trabajadores. Y quienes trabajamos en el sector de la prevención de riesgos laborales debemos estar atentos a estos cambios para que la seguridad de nuestros trabajadores esté siempre garantizada.