
Con la entrada en vigor de la Directiva de Diligencia Debida en Sostenibilidad (CSDDD), la Unión Europea impone nuevas reglas que obligan a las empresas a demostrar con hechos su compromiso con los derechos humanos y el medioambiente.
Pero esta directiva no solo afecta a las grandes corporaciones. Su impacto se extiende a toda la cadena de suministro, incluyendo proveedores, subcontratas y socios comerciales, generando un cambio profundo en la manera en que las empresas operan.