Actualidad Nalanda
Todos hemos hecho alguna vez de “manitas” en tareas domésticas. Nos hemos puesto manos a la obra con herramientas manuales colgando un cuadro o una estantería. Y más de una vez, por no tener cuidado, nos hemos dado un martillazo en un dedo.
Este pequeño accidente doméstico, trasladado al entorno profesional donde pueda ser frecuente el uso de herramientas, puede ocasionar serios riesgos para los operarios que las manejan.
Según las estadísticas del Ministerio de Trabajo, el 11% del total de accidentes que se producen cada año son consecuencia del uso de herramientas.
En todos los sectores hay que manejar las herramientas con cuidado. Por ejemplo, en la hostelería son frecuentes las lesiones por cortes y heridas producidas por cuchillos. En la industria, y especialmente en metalurgia, son muchas las herramientas que hay que usar con mucho cuidado: sierras, punzones, pistolas de clavos, etc.
También hay muchos accidentes y lesiones en el sector agrícola por el uso indebido de palas y picos para las tareas del campo. Son muchas las lesiones por trabajar con este tipo de herramientas con posturas forzadas.
Las causas más frecuentes de accidentes laborales por el manejo de herramientas son muy diversas. Pese a ello, estas son algunas de las más recurrentes y significativas:
Las técnicas de prevención conceden poca importancia a este tipo de accidentes. Existe una falsa creencia, muy extendida, de que este tipo de herramientas producen lesiones menos graves que otro tipo de factores en el entorno laboral.
Las máquinas portátiles son herramientas mecánicas que funcionan accionadas por una fuente de energía, que puede ser eléctrica, neumática o hidráulica.
Básicamente se dividen en dos clases: rotativas (con movimiento circular, como las sierras circulares o las radiales) o de percusión (con movimiento de vaivén, como el martillo neumático ).
Con mucha frecuencia estas herramientas son causa de accidentes e incluso de incendios, y esto es una responsabilidad de todos. Por eso, deben ser manejadas con seguridad y eficacia según unas normas de obligado cumplimiento.
Estas son algunas de las lesiones más frecuentes que se producen como consecuencia del uso de máquinas portátiles:
En la fase de diseño de la herramienta hay que tener en cuenta su adaptación a la mayor parte de la población.
Desde un punto de vista ergonómico, la herramienta manual debería cumplir una serie de requisitos para que al usarla no haya que forzar la postura y que se pueda agarrar con firmeza para que no se nos suelte sin tener que presionar excesivamente.
En definitiva, tiene que ser cómoda y evitar posturas que encorven la espalda.
– Una buena selección y un buen mantenimiento: deben de estar siempre en perfecto estado y usarse correctamente. Hay que impartir formación a quienes tengan que utilizarlas.
– Evitar un entorno que dificulte el uso correcto de la herramienta: lluvias o suelo en mal estado que pueda propiciar resbalones, etc.
– Conservar las herramientas en lugar seguro: debe evitarse que herramientas peligrosas puedan estar al alcance de no profesionales.
– Realizar una asignación individualizada de las herramientas: no todas las herramientas las pueden usar todos los trabajadores. Para eso están las especializaciones y los cursos formativos.
– Dotar a quien las use de EPIs específicos: guantes, calzado, gafas protectoras, etc., dependiendo del trabajo y sector al que nos refiramos.
Debe implantarse un programa de seguridad que se ocupe de la adquisición, utilización, mantenimiento y control, almacenamiento y eliminación de las herramientas manuales cuando estén defectuosas.
Control y almacenamiento: se debe realizar un estudio de las necesidades de las herramientas y nivel de stock y centralizar su control a través de la asignación de responsabilidades.
Reparación: El servicio de mantenimiento general de la empresa deberá repararlas y tenerlas siempre a punto.
El transporte de herramientas: debe realizarse en cajas o bolsas especialmente diseñadas para ello y nunca llevar en los bolsillos ni en las manos cuando se realicen maniobras de ascenso o descenso.
Desde Nalanda nos preocupamos por controlar cualquier riesgo que deba asumir un trabajador, aunque sea “sin riesgo de especial peligrosidad”, como es el caso.
Habitualmente asignamos EPIs y formación específica, sin la cual un trabajador no podrá acceder a ese puesto de trabajo en concreto. Dependiendo del sector y su convenio regulador, se incorpora la documentación específica que se deba exigir.
Así pues, y si tenemos que hacer uso de herramientas, aunque sean manuales, no nos confiemos.
Podremos ponernos manos a la obra, ¡ pero con cuidado ¡
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– Manuscrito Universidad de Nalanda – S.XI
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