Actualidad Nalanda
Trabajar no es sólo una actividad que puede llegar a ser dura e ingrata; en algunos casos, y dependiendo del tipo de tarea, puede entrañar además un serio peligro para la salud debido a la exposición a los diversos agentes contaminantes en el trabajo.
Los agentes físicos, químicos o biológicos tienen un determinado nivel de toxicidad, pudiendo resultar peligrosos para los trabajadores que están en contacto con ellos si no se toman medidas preventivas. Por eso, en todas las empresas se establecen rígidos protocolos de prevención de riesgos laborales para cumplir con la Ley.
Pero no solo estos contaminantes son perjudiciales para el trabajo. También son en muchas ocasiones un perjuicio para el medio ambiente. Y todas las organizaciones debemos tener el compromiso de cuidar nuestro entorno y desarrollar nuestra actividad con criterios ESG.
La contaminación ambiental es la presencia en el ambiente de un agente o de una combinación de varios que sean potencialmente nocivos para la salud.
Son muchos los agentes contaminantes en el trabajo, sin que el personal sea plenamente consciente de ello. Estos se pueden dividir en tres grandes grupos:
Los daños que pueden ocasionar los agentes contaminantes a los trabajadores son muchos y variados, más aún cuando no se toman las medidas preventivas adecuadas.
Estos daños pueden ser asfixiantes, como los que provoca el plomo; irritantes, por exposición a dióxido de nitrógeno; corrosivos, producidos por los ácidos; alérgicos, por el polen; anestésicos, a causal del etanol; neumoconióticos, a causa del aluminio y hasta cancerígenos, producidos por el amianto.
Los agentes contaminantes en el trabajo se pueden transmitir a través del aire, del agua o de los alimentos. También se pueden transmitir mediante contaminación de superficies e incluso a través de otros seres vivos (reservorios, hospedadores y/o vectores). Una vez que los agentes se dispersan en el entorno laboral, tienen diferentes vías de entrada en nuestro organismo:
Las partes de nuestro cuerpo que más sufren los efectos de estos agentes contaminantes en el puesto laboral son los ojos, el aparato respiratorio y la piel.
Los efectos adversos pueden presentarse de diferentes formas:
– Directos: incluyen efectos como la sequedad, corrosión, pérdida de color y cáncer.
– Sistémicos: provocan un problema a un órgano en concreto o, en algunos casos, a todo el sistema.
– Sensibilización: suele darse cuando nos exponemos, o somos sensibles a una o varias sustancias tras exponernos a ellas.
– Combinados: comprenden muchos efectos causados por uno o varios agentes.
Los agentes contaminantes varían mucho en función de la actividad que se esté realizando. Para poder detectarlos es imprescindible llevar a cabo un análisis de riesgos que permita conocer acciones y escenarios de peligro.
En el caso de los agentes químicos, las sustancias que puedan ser dañinas se deben eliminar o sustituirse por otras menos nocivas. Se debe tener un inventario de las sustancias que se manejan por área y de los trabajadores que pueden tener contacto con ellas.
En el caso de los agentes biológicos hay que hacer una limpieza y desinfección frecuente de herramientas y locales de trabajo, vigilar la ventilación local y general, cuidar la gestión de residuos, tener higiene personal, realizar vigilancia de la salud del trabajador y fomentar la vacunación.
Los trabajadores también tienen su parte de responsabilidad en la prevención, respetando y cumpliendo con las tareas de limpieza e higiene y haciendo uso de los equipos de protección (EPIS).
Los agentes contaminantes en el trabajo no van a desaparecer, por lo que lo más efectivo es centrarse en intentar reducir en la mayor medida posible el impacto que tienen, minimizando los efectos nocivos que implican para los trabajadores.
Muchos de estos agentes son un riesgo, además de para las personas, para nuestro entorno. Nalanda ha adoptado un compromiso de respeto al medioambiente que permite asegurar la prevención de la contaminación y la minimización del impacto de nuestra actividad.
Y asimismo, asesoramos a nuestros clientes para que desarrollen su actividad y la de su cadena de suministro con políticas que no perjudiquen a nuestro planeta. Es nuestra responsabilidad dejar el mejor futuro a las generaciones venideras.
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– Manuscrito Universidad de Nalanda – S.XI
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