Actualidad Nalanda
La recuperación económica tras la crisis del COVID se ha topado con otro gran problema: las tensiones y problemas en la cadena de suministro.
El éxito de una empresa está en muchos casos ligado a una buena gestión de todos los actores que intervienen en su cadena de suministro. Y el poder atender las demandas de sus clientes depende del buen servicio de sus proveedores y de toda la cadena de subcontratación.
La globalización, el comercio online, los problemas con los fletes, las subidas de los costes energéticos, etc. están trayendo como consecuencia la escasez de ciertos productos y un aumento desorbitado de los precios en las materias primas.
Este encarecimiento de las materias primas está repercutiendo notablemente en el precio del producto que llega al consumidor. Y este desajuste entre pedidos y producción está elevando la presión inflacionista.
Con esta conjunción de factores tenemos montada “la tormenta perfecta”, lo que está ocasionando una crisis económica y social de gran magnitud.
Fabricantes, comerciantes y economistas auguran una Navidad con menos ofertas y con escasez de muchos productos. Las empresas de la mayoría de los sectores productivos no pueden soportar una bajada continua de sus márgenes de negocio. Y menos aún mientras sufren un alza de los costes.
¿Y cuáles son las razones de estos problemas en la cadena de suministro? Hay varias, pero una de ellas puede ser el pico de consumo que se ha producido en el mercado asiático tras la mejora y control de la pandemia, especialmente en China. El gigante asiático está promoviendo el autoconsumo, lo que crea un déficit de suministro y stock a los países importadores de sus productos.
Ante este escenario uno de los recursos que tienen las empresas para paliar esta tensión es revisar su política de reaprovisionamiento de materias primas. Las están encargando con mucha más antelación y en mayor volumen para evitar un desabastecimiento.
Algunas compañías, por su parte, han buscado vías alternativas de transporte, como el avión (lo que incrementa los costes).
Y lo más grave es que este problema de falta de suministros está afectando a todos los sectores: alimentación, maquinaria, gas y petróleo, industria química, videoconsolas, mobiliario, etc.
En el sector industrial la creciente escasez de semiconductores, que se utilizan en casi todos los dispositivos, máquinas y automóviles, está torpedeando la línea de flotación de muchas compañías de automoción, electrodomésticos, juguetes, etc.
Ese es el caso de Ford, que se vio obligada a detener la producción en su planta de Colonia hasta finales de octubre. Opel fue aún más lejos y llegó a parar su fabricación hasta finales de año. Mercedes estima que habría podido vender 200.000 coches más este año si los chips necesarios hubiesen estado disponibles. Mientras que BMW afirma que habría vendido hasta 100.000 más.
Hay otro factor, no menos importante, que está incidiendo también en el incremento de los costes de transporte y logística. Se trata de la falta de mano de obra de conductores de camiones y operarios de grúas, sobre todo en el Reino Unido tras el Brexit.
El problema que surgió con los bruscos cambios en la demanda y las restricciones tras la pandemia fue el desencadenante de una crisis ya anunciada. Hacíamos una serie de procesos desordenados y se transportaban productos de forma poco sostenible.
A ello se le unió la interrupción del tráfico en el Canal de Suez, lo que vino a agravar el problema.
Y por último, ante la falta de materias primas, toda la cadena desde fabricante a consumidor se ve afectada y, por tanto, se producen despidos temporales o incluso definitivos, hasta no conocer cómo se va a solucionar la situación.
Es verdad que actualmente hay soluciones muy eficaces para la logística como el machine learning, la inteligencia artificial o los gemelos digitales, que permiten reducir riesgos laborales y que ya fueron utilizados por la NASA en los años 80.
Sin embargo, en muchos países las infraestructuras que soportan la cadena de suministro llevan años sin modernizarse y utilizan tecnologías completamente obsoletas. Y además, se apoyan en trabajadores que llevan tiempo avisando de esta crisis.
En definitiva…
La recuperación económica mundial continúa cobrando fuerza, pero se verá obstaculizada por los problemas de la cadena de suministro, que ahora están apareciendo en cada esquina y que van a provocar la escasez y carestía en las tiendas.
Así pues, este año no sabemos si vamos a poder tener en Navidad esa amplia variedad de productos con los que celebrar estas fiestas. Lo que sí parece probable es que manjares como las angulas van a ponerse a precios desorbitados. Y lo peor es que con los problemas de abastecimiento nos va a costar hasta encontrar ese rico sucedáneo que son sus “parientes pobres”, las gulas.
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– Manuscrito Universidad de Nalanda – S.XI
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