Actualidad Nalanda
Una vez que ha bajado la espuma de la crisis sanitaria derivada de la pandemia de la COVID-19, y que los árboles nos empiezan a dejar ver el bosque, aparecen en el horizonte los tres riesgos de una empresa que pueden amenazar su continuidad.
Los Institutos de Auditores Internos de 15 países europeos, entre los que se encuentra el de España, han hecho públicas las conclusiones del informe Risk on Focus 2023 en el que analizan estos posibles riesgos.
El informe destaca que la sociedad se enfrenta una serie de peligros que están entrelazados y que van a forzar a las empresas a aprender a trabajar en un estado de crisis permanente:
Hace unos días, tres hospitales en Cataluña se quedaron sin sistema informático a causa de un ataque.
Esto confirma que los ciberataques se han llegado a convertir en algo cotidiano, en algo que ha pasado a formar parte de nuestra vida diaria y que han crecido de forma exponencial con el desarrollo de la digitalización. Y por ello, uno de los principales riesgos de una empresa.
La empresa Moody’s acaba de publicar un informe en el que advierte que más de 70 sectores distintos pueden sufrir ciberataques en todo el mundo. Según el informe, la mayor amenaza está dirigida a bancos, operadoras de telecomunicaciones, empresas tecnológicas, hospitales, empresas químicas, de energía y de servicios de transportes, así como a las infraestructuras de electricidad, agua y gas.
El ransonware, o “secuestro de dato”’ en español, es un tipo de programa dañino que restringe el acceso a determinadas partes o archivos del sistema operativo infectado y pide un rescate a cambio de quitar esta restricción. Esta práctica se perfila como la principal y más devastadora amenaza en el ámbito de la ciberseguridad y los ciberataques en el mundo.
De acuerdo con el informe de Sophos, en el que unas 200 empresas españolas han servido como muestra, “el 71% de las empresas han reconocido haberse visto afectadas por ransomware el pasado año 2021”.
El invisible adversario en el tablero de la ciberseguridad cada vez tiene más éxito y cada vez cuesta más hacerle frente.
Factores tales como la falta de mano de obra, una crisis económica y energética que se traducido en una elevada inflación, la alta rotación y las expectativas de los trabajadores, cada vez mayores, configuran un escenario complejo para RRHH en 2022 y 2023.
Por un lado, las oportunidades que ofrece el teletrabajo tienen ventajas tanto para la empresa, que puede acceder a nuevos talentos sin importar el ámbito geográfico, como para los nuevos trabajadores, quienes ven en el teletrabajo una rampa de conciliación de su vida familiar y profesional.
Y es que el talento es en muchas compañías su principal capital. Existe cierta unanimidad en los departamentos de RRHH de las empresas en que sin talento, el éxito se complica. Y para desgracia de las organizaciones, este cada vez escasea más con lo que es uno de los principales riesgos en las empresas.
Cada vez más empresas apuestan como herramienta para retener el talento mejorar la experiencia del empleado. Esto se traduce en ofrecer beneficios para el trabajador como sistemas de remuneración variable, adquisición de productos y servicios a bajo coste, o formación a medida.
En palabras de Jacob Morgan: “Las empresas que invierten en la experiencia del empleado son cuatro veces más rentables que aquellas que no lo hacen”.
Son muchos los retos, pero para el año 2023 las organizaciones deben perseguir acciones que permitan:
De todos es conocido el ODS 13 de lucha contra el cambio climático, un problema de orden global que nos afecta en tanto que ciudadanos, como miembros de una sociedad y por extensión a las empresas, que son actores fundamentales en el desarrollo social y económico.
Entre las prioridades en su agenda de trabajo para 2022 el Secretario General de Naciones Unidas ha mencionado abordar la crisis climática.
António Guterres afirmó que la batalla por mantener viva la meta de calentamiento del planeta en 1,5º grados Celsius para fin de siglo se ganará o perderá en los próximos 10 años.
Por eso, el riesgo del cambio climático podría convertirse en la próxima gran crisis para las organizaciones que no están preparadas.
Las organizaciones tienen el reto de descarbonizar sus modelos de negocio para reducir su dependencia energética y para mitigar la subida de los costes que puede ocasionarles la transición hacia estos nuevos modelos de negocio. En Nalanda siempre hemos recomendado a nuestros clientes y proveedores que desarrollen su actividad con criterios de eficiencia energética.
La crisis generada por el COVID había actuado de alguna forma como manto y a la vez como foco de distracción de algunos de los problemas más serios que nos acechan.
Una vez superada esta pandemia y con su casi desaparición, nos deja al descubierto tres riesgos de las empresas que pueden amenazar la continuidad: los ciberataques, la correcta gestión del talento y el cambio climático.
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– Manuscrito Universidad de Nalanda – S.XI
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