En los últimos tiempos los ciudadanos están cambiando su concepto de movilidad: cada vez hay más gente convencida de que hay que racionalizar las formas de desplazamiento para reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera y combatir el cambio climático, tendiendo hacia una movilidad sostenible.
Esto ha hecho que el sector del transporte esté sufriendo una transformación vertiginosa. Los coches tradicionales tienen los días contados; el motor de combustión es una tecnología que dentro de unos años se verá en las hemerotecas y en los museos, pero no en las calles de las grandes ciudades.
Y no se trata sólo de una evolución tecnológica. Se trata de un nuevo paradigma vinculado a una forma de vida más sostenible y responsable, una nueva manera de desplazarnos que empezó en el ámbito particular y que ahora, poco a poco, se va trasladando al ámbito laboral.
Del coche propio al vehículo compartido
Los fabricantes han visto que el modelo de movilidad estaba dando un giro importante y se están concentrando en invertir en tecnologías híbridas, eléctricas, etc.
Al mismo tiempo, han surgido empresas como Car2go o Wibble que permiten reservar un coche desde el móvil, y usarlo por la ciudad durante unas horas por una cantidad módica.
Al finalizar su uso el vehículo se deja aparcado sin más preocupaciones. A esto se une una gran oferta de transportes alternativos: patinetes, bicicletas o motos eléctricas de alquiler pueblan las calles de nuestras ciudades.
La administración y las empresas como impulsoras de la nueva movilidad
Está siendo como una revolución conjunta: particulares, fabricantes, empresarios y administraciones públicas se han puesto manos a la obra con la misma meta: desterrar el viejo coche de motor de combustión e ir reemplazándolo gradualmente por otros modelos más económicos y, sobre todo, mucho más sostenibles.
Una vez todos en sintonía, había que cambiar la mente de los consumidores, tarea nada fácil después de muchas décadas con su coche aparcado en la puerta de casa y a plena disposición. Todo un derroche: según estudios recientes un coche permanece aparcado e inutilizado el 95% de su vida útil.
Por otra parte, los responsables de la administración pública vieron en este cambio de hábito una oportunidad única para crear ciudades más amigables y ecológicas, reduciendo emisiones y contribuyendo a combatir el cambio climático.
Sin embargo, actualmente, tan solo el 0,15% de los coches que circulan por el mundo son eléctricos. De lo que no cabe duda es que el crecimiento de estos vehículos va a ser exponencial en los próximos años.
Desde los gobiernos de muchos países, se están poniendo límites y restricciones a los motores diésel y de gasolina. Reino Unido ha anunciado su intención de prohibir la venta de motores de combustión a partir de 2040. Francia ya lo ha hecho.
En Holanda, tienen pensado poner en práctica medidas restrictivas en 2025. Si todo esto se lleva a cabo, se calcula que en 2030 los automóviles eléctricos representarán el 40% de las matriculaciones del mercado.
¿Cómo pueden contribuir las empresas a un modelo de movilidad más eficiente?
Hemos mencionado que los particulares van tímidamente comprando vehículos eléctricos y utilizando los autónomos de uso por horas. La pregunta es ¿qué están haciendo y qué pueden hacer las empresas para contribuir a mejorar la movilidad?
Una empresa puede poner en marcha un Plan de Movilidad Vial, que comprende una serie de medidas con el fin de racionalizar los desplazamientos de los trabajadores para que estos sean más seguros, eficientes y sostenibles.
El Plan de Movilidad debe estar incorporado a la gestión de la prevención de riesgos de la empresa y debe incluir medidas para reducir los accidentes laborales: formación en conducción, horarios flexibles que eviten entradas y salidas en las horas de más tráfico, renovación y revisión frecuente de los vehículos para mantenerlos en óptimas condiciones, etc.
Las empresas deben asumir un rol decisivo en este cambio favoreciendo el transporte alternativo de sus empleados. Tienen la responsabilidad de contribuir a crear ciudades más sostenibles y ecológicas y lo pueden hacer poniendo en marcha diferentes medidas:
- Promover una menor utilización del vehículo privado, incentivando el transporte público o medios más sostenibles, como pueden ser las e-bikes para trayectos urbanos.
- Obligar a que las flotas de empresa sean de vehículos eléctricos o híbridos para que los desplazamientos de sus empleados reduzcan las emisiones de CO2.
- Cuando un empleado se desplaza “in misión”, la empresa puede ofrecerle el alquiler de un coche no contaminante.
- Las compañías pueden subvencionar los “abonos transporte” de sus empleados para que estos reduzcan o eliminen el uso de sus vehículos.
Todos ganamos: empresas, profesionales y ciudadanos en hábitats más amigables
Si una empresa se plantea contribuir a crear ciudades ecológicas y sostenibles implantando un Plan de Movilidad Vial conseguirá:
- Contribuir a reducir los atascos de tráfico en las ciudades.
- Mejorar los tiempos en los desplazamientos de casa al trabajo o “in itinere”.
- Una mejora de las condiciones laborales para sus empleados.
- Reducirá el estrés que soportan los conductores de vehículos particulares.
- Contribuirá a que se reduzcan los accidentes de tráfico, que representan actualmente una tercera parte de las muertes en accidente laboral.
- Conseguirá reducir el número de bajas laborales y, por tanto, aumentará su productividad.
- Reducirá los costes para la empresa relacionados con los accidentes de tráfico (primas de seguros, reparaciones de los vehículos de la flota, etc.).
- Reducirá de forma notable el gasto en combustible.
- Conseguirá que sus empleados no contribuyan la emisión de CO2.
- En definitiva, pondrá su grano de arena para crear ciudades más “amigables” y sostenibles.
Así pues, este tipo de actuaciones por parte de la Administración y las empresas en torno a la movilidad contribuirán a que España avance en la lucha contra el cambio climático. ¿El objetivo? Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un tercio en 2030 y conseguir que en ese mismo año las energías renovables representen el 70% del total.