La imagen de un minero bajando a una mina de carbón en España es propia de tiempos pasados. La minería se pierde. Son muchas las explotaciones que han ido cerrando en nuestro país durante los últimos años.
La descarbonización de la energía para reducir las emisiones de CO2 está dando la puntilla. Asturias, Aragón y Castilla y León han cerrado una parte crucial del sector.
La industria, desabastecida sin minería
La producción de carbón se considera, hoy en día, una actividad económica contaminante y deficitaria. De hecho, el 90% del carbón que se quema en España para producir electricidad se importa de otros países como Colombia o Rusia.
Pero la minería mantiene una importancia estratégica para la sociedad porque proporciona materia prima al resto de industrias.
Es la base en la construcción de viviendas, muebles y muchos de los equipos que usamos a diario. El vidrio, objetos ornamentales y, por supuesto, una gran parte de los aparatos electrónicos o medios de transporte se desarrollan gracias a la minería.
Los coches eléctricos, por ejemplo, utilizan en muchos casos baterías de litio, un mineral muy preciado actualmente cuyas reservas en un 80% se encuentran en Bolivia, Argentina, Chile y Perú.
Una actividad estratégica, pero de alto riesgo
La minería es un sector muy importante para el progreso de la humanidad. Pero se trata de una de las actividades en las que existe mayor riesgo de sufrir enfermedades profesionales y accidentes.
A esto contribuye, entre otros factores, el hecho de trabajar en muchas ocasiones al aire libre. Pero también lo contrario: el tener que hacerlo en espacios angostos y confinados, con poca luz y mala ventilación.
Se trata de un sector que requiere de una regulación específica en materia de seguridad y salud.
El impacto sobre la salud de la minería
El manejo de los materiales es la causa principal de accidentes en minas al aire libre. Hay que realizar controles para prevenir fallos en la gestión del escombrado y el almacenaje.
La escasa visibilidad también es un hecho a vigilar en algunas fases de la actividad.
Otro riesgo es la exposición a diversos contaminantes:
- Productos químicos, como los gases emitidos.
- Combustibles, disolventes y lubricantes.
- Polvo producido por la actividad minera y que puede ser perjudicial para el aparato respiratorio, los ojos o la piel.
Tampoco debemos olvidar los riesgos derivados del medio ambiente. En el caso de la minería en superficie hablamos de la exposición a condiciones climatológicas adversas, como lluvias torrenciales, nieve y hielo o un calor o frío extremo.
Por último, el ruido y las vibraciones que se producen en la actividad minera constituyen también un riesgo laboral considerable.
El amianto y otros riesgos de la minería subterránea
El asbesto o amianto está formado por un grupo de minerales que se da de forma natural como un conjunto de fibras. Se comenzó a extraer y a usar comercialmente en América del Norte a finales del siglo XIX.
Desde ese entonces se ha usado en muchas industrias, especialmente en la construcción y edificación para reforzar el cemento y los plásticos. También se ha utilizado como material aislante en techos y cubiertas.
Estudios recientes han demostrado que la inhalación de estas fibras se asocia a distintos tipos de cáncer: pulmón, mesotelioma, cáncer ovárico y de laringe.
Pese a ello, el amianto se sigue utilizando en algunos productos. La Unión Europea prohibió su uso en 2005, aunque no exige que se elimine de las estructuras ya existentes.
La silicosis también es una enfermedad laboral propia de la minería subterránea. Se trata de una dolencia que produce inflamación en los pulmones y ganglios linfáticos del tórax y que hace que las personas tengan dificultad para respirar.
Riesgos ergonómicos relacionados con la actividad
Otros riesgos en la industria minera son los relacionados con la carga física y el manejo de maquinaria pesada.
La Ergonomía es un área que ha ido adquiriendo mayor importancia con el tiempo en el sector minero.
En una explotación hay diversas áreas, además de la propia zona de extracción: talleres de mantenimiento, laboratorios, logística, oficinas, salas de control, etc.
Cada sección tiene sus propias problemáticas en relación a los riesgos ergonómicos. Hay que personalizar las soluciones, en función del proceso que se realiza en cada unidad. Y establecer directrices ergonómicas que eviten riesgos por parte de la tecnología que se adquiere y de las herramientas que se utilizan en la propia mina.
Con estas medidas se conseguirá reducir los costes de explotación causados por el ausentismo y la reubicación de personal, mejorar las relaciones laborales internas y externas, en un sector tan sensible a la opinión pública.
Riesgos y consecuencias psicosociales
No toda la siniestralidad laboral en la actividad minera está relacionada con agentes externos.
Hay otro factor difícil de medir, el psicológico.
La alta carga de trabajo, las duras exigencias físicas o el distanciamiento familiar son factores que afectan a los trabajadores.
El sistema de trabajo en turnos, muchas veces de noche, tiene también consecuencias negativas para la salud física y mental.
La distancia que suele haber entre el hogar y el lugar de trabajo, el desarrollar la actividad durante muchas horas sin ver la luz del día, el aislamiento social de los mineros, etc., son factores que incrementan los niveles de ansiedad y que generan conflictos familiares y problemas psicosociales.
Pese a que las minas de carbón están pasando a la historia, la actividad minera es además de una profesión dura, una actividad de mucho riesgo.
Por eso, debemos estar agradecidos a todos quienes, trabajando en este sector, contribuyen al progreso de la sociedad.
Si antes les debíamos la calefacción de nuestros hogares, hoy debemos ser conscientes de que muchos de los adelantos de los que disfrutamos, como los coches eléctricos, funcionan con minerales y materias primas que han sido extraídos de la naturaleza gracias al esfuerzo de quienes trabajan en las minas.