Actualidad Nalanda
¿Has oído hablar del radón? Se trata de un gas que emana de forma natural del suelo, cuyas características propias le hacen ser un riesgo laboral invisible. No se ve venir y, por lo tanto, pasa desapercibido para los no conocedores de su existencia.
¿Sabes qué peligros tiene y cuáles son sus efectos?
El radón es un gas incoloro, inodoro e invisible, que se produce de manera natural por la desintegración radioactiva del uranio, presente en todas las rocas de la corteza terrestre. Descubierto en 1900 por Friedrich Ernst Dorn, pertenece a la categoría de gases nobles, de acuerdo con la tabla elementos químicos de Mendeléiev.
Este gas se localiza en el ecosistema terrestre, en el suelo y las rocas, sobre todo en las graníticas, pues estas contienen mucho uranio y radio, del que procede el radón. También puede estar presente en el agua.
En España, las comunidades en las que más abunda son: Galicia, donde está presente en el 70% del territorio; Extremadura (47%) y Madrid (36%), como se muestra en el mapa elaborado por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), a partir de mediciones llevadas a cabo en 12.000 viviendas. Castilla y León, Cataluña y Canarias son otras regiones con altos niveles de este gas.
La exposición al radón se produce fundamentalmente en el hogar y en algunos lugares de trabajo, sobre todo en los sótanos y pisos bajos, donde se filtra por grietas o fisuras desde el suelo.
El radón emana del suelo fácilmente y pasa al aire, donde se desintegra y emite otras partículas radiactivas. Estas se inhalan con la respiración y se depositan en las células que recubren las vías respiratorias.
Este gas es inocuo al aire libre dada su menor concentración, que oscila entre 5 y 15 bequerelios por metro cúbico (Bq/m3). Sin embargo, es peligroso en altas concentraciones en espacios interiores, como los mencionados sótanos o plantas inferiores. En este caso, las posibles acumulaciones, ligadas a una exposición prolongada, pueden derivar en cáncer de pulmón.
En 1988 la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer declaraba este gas carcinógeno humano. Y la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo considera la segunda causa de cáncer de pulmón entre la población general después del tabaco.
Según la OMS, entre el 3 y el 14% de las muertes por cáncer de pulmón están relacionadas con el gas radón y muchas de ellas se originan en el trabajo, por lo que se considera un riesgo laboral.
Aunque hay riesgos difíciles de prever, la prevención siempre es nuestra aliada en la reducción del daño que puede causar cualquier material peligroso o enfermedad.
La recomendación de la OMS es que no se superen los 100 Bq/m3 de radón en los edificios y en ningún caso los 300 Bq/m3, magnitud tomada por la Comisión Europea como referencia para elaborar la directiva marco al respecto.
Así que, la primera acción a llevar a cabo es medir los niveles de radón. Una tarea sencilla que se realiza a través de unos detectores colocados en los lugares objeto de estudio y donde deben permanecer al menos durante tres meses para que el control sea eficaz.
En edificios existentes
En nuevas edificaciones
Existe una directiva europea de 2014 cuya implementación constituye un avance para controlar la exposición a este gas y reducirlo de forma sistemática, al obligar a los países miembros a analizar riesgos y tomar medidas para limitar sus concentraciones a 300 Bq/m3.
Sin embargo, esta directiva, que tendría que haber entrado en vigor en España hace tres años (en 2018), aún no ha sido traspuesta a la legislación nacional.
De momento, el Código Técnico de la Edificación (CTC) ha incorporado la Sección HS6, en la que se determina que aquellos municipios con más radón tienen que implantar medidas más protectoras tanto en la nueva edificación, como en la vieja cuando se realicen reformas que repercutan en elementos constructivos que influyan en la concentración de este gas.
No obstante, todavía queda mucho camino por recorrer, como demuestra la falta de regulación del radón en el parque de viviendas construido, o en la exposición de los trabajadores a este gas en su lugar de trabajo, por lo que debe de ser un riesgo laboral a evaluar por quien corresponda.
En Nalanda nos preocupamos por controlar cualquier riesgo que deba asumir un trabajador, asignando EPIs y formación específica sin la cual un trabajador no podrá acceder a ese puesto de trabajo en concreto. Dependiendo del sector y su convenio regulador, se incorpora la documentación específica que se deba exigir.
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– Manuscrito Universidad de Nalanda – S.XI
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