Fisiológicamente consiste en una expresión en la
cara que se forma a partir del movimiento de los músculos que rodean la boca y
los ojos. Y por lo general refleja alegría, placer o conformidad, aunque puede
vislumbrar otras emociones menos gratificantes.
Existe
una teoría,
llamada ‘de la retroalimentación
facial’, que asegura que el mero hecho de
mover los músculos de la cara para formar una sonrisa, activa la respuesta
habitual de nuestro cuerpo a una sonrisa real, es decir, hace que nos sintamos
bien.
Y para estar
seguros de que una sonrisa es real, debemos cubrir la boca de la persona: si su
mirada sonríe podemos creernos su gesto.
Pero vamos a centrar su análisis en el aspecto
psico-emocional: Sonreir es una
forma universal de expresión humana y además es el arma más poderosa que
tenemos.
Es una herramienta muy importante: trasmite
cientos de emociones, proporciona alivio de manera natural, reduce tensiones,
mejora el ánimo y nos acerca a los demás (llave maestra que te abrirá muchas
puertas).
Pero lo mejor de la sonrisa es esto: es gratis, universal ¡Y contagiosa!
No cuesta
nada sonreír, y cualquier persona, hable el idioma que hable, sea de la cultura
que sea, entenderá el mensaje.
Una simple sonrisa tiene dos efectos
bien diferenciados: por un lado lo que trasmitimos a los demás, y por otro los
beneficios nos aporta a nosotros mismos.
La sonrisa es el pegamento social y un puente perfecto para la Comunicación
Sonreír nos acerca al resto de personas. Evidentemente, estamos
hablando de sonrisas genuinas, no las artificiales que se saben que no son
sinceras y que también percibimos.
Lo que trasmitimos es seguridad en los demás, nos
abre puertas en los negocios y en las relaciones. Se genera confianza e invita
a que los demás se acerquen a tí.
Cuando una persona aprecia una cara sonriente, es
más propensa a sonreir también y a acercarse a sus congéneres. Es una reacción
automática, que produce bienestar, alegría y optimismo, ayudándonos a
establecer vínculos sociales y a mantenerlos.
Si te animas a regalar sonrisas en tu vida cotidiana, verás resultados infalibles
y realmente mágicos. Es un motor de buenas emociones que contagia buen clima a
tu alrededor.
Y es más,
cuando vemos sonreír a alguien, inmediatamente nos sentimos atraídos por esa
persona. ¡Aprovéchalo en tu beneficio!
Dime cómo es tu sonrisa y te diré cuánto vivirás
La sonrisa
nos aporta autoestima y nos ayuda a mantener una actitud positiva, lo que, a la
larga, reporta beneficios para nuestra salud.
La ciencia está descubriendo que la sonrisa tiene
muchas más ventajas de las que podíamos imaginarnos a priori. Entre
otras virtudes, debemos apuntar que ayuda a reducir el estrés, combatir la
depresión o mantener una actitud positiva ante
las enfermedades.Puede ayudarte a ti mismo a
superar un momento difícil, darte las fuerzas necesarias para seguir adelante y
motivarte. Nos saca de la negatividad de los problemas y nos cambia el punto de
vista para enfrentarnos al día a día.
Y en su forma
más expresiva (la risa y sobre todo a carcajadas), son el analgésico natural
que mitiga el dolor.
Las investigaciones en Psicoinmunología (ciencia de las emociones y salud) trabajan para demostrar cómo una sonrisa, un buen rato de risas o, por el contrario, un pensamiento negativo, influyen en el funcionamiento de nuestro cuerpo y en concreto en el de nuestro sistema inmunológico, responsable, al final, de que la máquina responda. Aunque queda mucho camino por recorrer en esta disciplina, lo que de momento parece claro es que sí se produce un efecto.
Así, y generalizando mucho, podemos afirmar que las personas alegres y optimistas cuentan con más recursos para hacer frente a posibles problemas de salud, mientras que aquellas apagadas y negativas tienen más papeletas de sufrir achaques a lo largo de su vida.
En resumen, cuando una persona es risueña, actúan otras emociones de fondo que ayudan no sólo a causar bienestar o placer, sino que hace que aumente su esperanza de vida.
Un dato curioso: existen 19 tipos de sonrisas, pero sólo 6
son de auténtica felicidad y satisfacción
Sí, es
cierto: existen 19 diferentes tipos de sonrisa, pero solo 6 indican felicidad,
alegría, diversión o satisfacción. El resto es un reflejo de
otras emociones y sentimientos, desde dolor e incomodidad hasta vergüenza,
horror o profunda tristeza. Una sonrisa también puede indicar desprecio, ira o
incredulidad.
Tanto poder entraña este gesto que no es de extrañar que cada
primer viernes de octubre se celebre el Día Internacional de la Sonrisa.
La iniciativa tiene lugar en numerosos puntos del planeta y sirve de excusa
para poner en marcha acciones solidarias, campañas de concienciación, para
esforzarnos en ser más amables con las personas que nos rodean…
Nuestra receta: Ríe o sonríe durante al menos 5 minutos cada día
- ¿Eres una persona risueña? Indaga en lo que dice tu
entorno.
- En un momento en el que estés mal, acuérdate de
sonreír. El mero gesto comienza a activar emociones positivas en tu cerebro.
- Y si quieres ayudar a alguien, ya sabes, una sonrisa
genuina es un gran pegamento social.
Nacemos sonriendo, lo que tenemos que hacer es
trabajar para no perder la sonrisa e incluso, para ayudar a otros a
desarrollarla.