Actualidad Nalanda
Corría el año 2000 cuando se creó Obralia, el antecedente de nuestra Nalanda actual. Era una compañía en cuyo capital figuraban como accionistas las mayores empresas constructoras de nuestro país, que creó un innovador portal web que ofrecía a sus clientes una herramienta de compras con peticiones de ofertas en formato digital a los proveedores en la obra. Estos eran notificados por email y sólo tenían que rellenar sus precios en los formularios y figurar, junto a su competencia, en el cuadro comparativo del Jefe de Obra.
Decía Sir Winston Churchill “el éxito consiste en ir de fracaso en fracaso sin desesperarse”. Eso es exactamente lo que nos pasó. No hay que olvidar que hablamos del año 2000, cuando aún se pagaba en pesetas, y de una época en la que cualquier intento de innovación era toda una aventura. La gente de entonces no entraba en Amazon y hacía clic en un producto que recibía a las 24 horas, ni reservaba una habitación de un hotel desde el salón de su casa. Eran tiempos de ensayo y error, en los que cuando creías que habías conseguido un hito tecnológico, llegaba una nueva herramienta digital y te dejaba obsoleto en un día.
Corría el año 2007, y a pesar de que el Gobierno de entonces se empeñaba en no admitirlo, comenzó una crisis que primero ralentizó el sector de la construcción y luego fue afectando diametralmente todas las demás actividades. En el portal de Obralia no tardaron en notarse los efectos de la crisis: bajaron las compras y había menos liquidez con la que pagar por un sistema con imperfecciones. Pero a nadie se le escapa que esos años de recesión vinieron acompañados de vertiginosos avances tecnológicos en webs, portales, blogs, redes sociales, etc. El mundo se desplomaba, pero a la vez se abrían infinitas posibilidades de innovación tecnológica.
En ese momento hubo que parar; analizar y reflexionar sobre qué es lo que había funcionado en nuestro sistema y qué no lo había hecho. La respuesta al análisis es que el Directorio de Proveedores, que se había ido creando de forma natural con cada oferta, era ahora un “diamante en bruto”. Y de la mano de las innovaciones tecnológicas llegaron los smarpthones, un cambio gigante que impulsó definitivamente la cultura digital en la sociedad y allanaba la resistencia al cambio de los modelos tradicionales a los tecnológicos.
La necesidad de compartir información en una nube que debe ser accesible a organizaciones que no pueden compartir una intranet se convierte en una opción que los usuarios entienden perfectamente y que se traslada a la gestión de información y documental. La digitalización se abre paso para reducir costes en empresas que empiezan a ver la luz al final del túnel de la crisis y la Administración impulsa su implantación.
Este es el momento en el que nacen los servicios de Gestión Documental CAE y Facturación Electrónica. Aquí Obralia tenía la ventaja competitiva de ser una comunidad construida durante años; un caramelo para las empresas más importantes de España, deseosas de utilizar sus servicios. Al mismo tiempo, y con viento de cola, las empresas subcontratistas ven una oportunidad única de utilizar su documentación CAE para diferenciarse de su competencia desleal: la que no cumplía con los requisitos que exige la legislación en prevención de riesgos laborales, y la que ponía en peligro a sus clientes por sus deudas con la Administración.
El siguiente paso fue la creación del servicio de Control de Accesos y Presencia, que nace como un paso natural que vinculaba el acceso a obra de cualquier trabajador y a la maquinaria con la validez de su documentación de prevención. Esta funcionalidad, cada vez más regulada y vigilada por la inspección de trabajo, se extiende a todos los aspectos de cualquier proyecto: desde sofisticados tornos hasta el más sencillo de los smartphones para controlar las entradas y salidas de los trabajadores.
Con el tiempo otro tipo de empresas fuera del sector de la construcción ven la utilidad de este servicio y comienzan a llamar a la puerta. Así, en 2017, Obralia se queda pequeña como marca y nace Nalanda para reunir a las subcomunidades sectoriales y geográficas, aunque continúa operando como marca para la subcomunidad de la construcción en España. Desde entonces y hasta ahora han convivido los dos portales: obralia.com y nalandaglobal.com.
A medida que la empresa iba creciendo se abordó un último eslabón de la cadena de servicios implicados en la contratación: la Homologación de Proveedores especializada en Compliance, cuya digitalización ya era una demanda clara.
Al final, el esfuerzo dio sus frutos y una vez creada la masa crítica de compradores/contratistas y proveedores dentro de la gran Comunidad Nalanda, coincidiendo con el 20 aniversario de la compañía, se ha decidido reunificar todo bajo una misma web, especificando cada servicio que pueden hacer contratantes y compradores. De esta forma, Obralia ha pasado a ser parte de la historia de oro de esta compañía por su importante contribución al gran proyecto que es hoy.
Nalanda emprende así un nuevo camino, orgullosa de su pasado y su presente y optimista en cuanto a su futuro. Eso sí, siempre atentos a los cambios para poder ofrecer el mejor servicio posible.
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– Manuscrito Universidad de Nalanda – S.XI
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