En repetidas ocasiones a lo largo de nuestra vida nos han dicho que tenemos que llevar una vida equilibrada: en la alimentación, en el ejercicio físico y por supuesto en nuestro estado mental. Y todo ello para que nuestra salud no se resienta.
La búsqueda de una salud óptima nos suele conducir al gimnasio, nos anima a probar una dieta concreta, y nos hace abstenernos de beber en exceso. Y aunque algunas de estas actividades nos ayudan a estar sanos, no existe ningún ejercicio, dieta ni suplemento que promueva un estado continuo de buena salud.
Es cierto que tenemos que poner de nuestra parte, pero también debemos conocer que nuestro cuerpo nos ayuda, ¿cómo?… a través de la Homeostasis.
¿Qué es la Homeostasis?
Sencillamente, este concepto alude a la capacidad de adaptación de nuestro cuerpo al entorno. Esta palabra proviene del griego, donde hómoios significa igual y stásis, estabilidad. Es un concepto que fue descrito por primera vez a principios del siglo XX, sin embargo es ahora cuando más se habla de ello.
Nuestro cuerpo trabaja sin descanso, se autorregula y se regenera para adaptarse al entorno, y todo para que podamos vivir en las mejores condiciones de salud física y mental. Es decir, nuestro cuerpo tiende a mantener la estabilidad interior frente a los estímulos o cambios que provienen del exterior. Poseemos unos mecanismos de autorregulación que hacen que exista un equilibrio dinámico que varía en función de las condiciones del entorno.
En estos sistemas de autorregulación influye principalmente la coordinación de tres sistemas internos: sistema nervioso, que es el más básico y fundamental, el sistema endocrino y el sistema circulatorio.
Pero además, estos serán ayudados por otros, como el sistema respiratorio, digestivo, excretor, etc. Si uno de los sistemas falla, el proceso de la homeostasis entero se resiente.
¿Qué tipos de respuestas existen?
En función de los estímulos y de las interacciones que cada organismo mantenga con el medioambiente en que se encuentre, podemos establecer tres tipos de respuestas:
- De Regulación. Se produce cuando existe una modificación en el ambiente. El organismo reacciona con acciones compensatorias para mantener el ambiente interno medianamente constante.
- De Evitación.Esta respuesta busca reducir el impacto de las transformaciones del ambiente en el organismo a través de mecanismos de escape comportamental para evitar cambios ambientales.
- De Conformidad.Durante este proceso de equilibrio, el organismo cambia a la vez que lo hacen las modificaciones que se producen en el medio ambiente.
Para que la regulación sea eficaz, el organismo tiene que tener la capacidad de ponerse en contacto con aquello que son sus necesidades internas, sean físicas o psicológicas.
Ejemplos de Homeostasis física
Hay muchos tipos, y entre ellas las más genéricas son:
- Termorregulación, que es el control del calor y el frio, el equilibrio térmico. Pensemos en la transpiración, el huir del sol, los temblores ante una bajada de la temperatura ambiental, etc
- La osmorregulación, del agua y de los iones de nuestro organismo
- La regulación respiratoria: la aceleración de la respiración cuando se realiza actividad física, la reducción de oxígenos en sangre, etc
Pero también podemos hablar de regulación de pH sanguíneo, mantenimiento de niveles de glucosa, control del calcio, la presión arterial, la activación del sistema linfático… etc. En fín, multitud de acciones y ajustes que realiza nuestro cuerpo de manera constante y sin percatarnos de ello.
Ejemplos de Homeostasis psicológica
Los desequilibrios internos se pueden dar en el plano psicológico, y esto recibe el nombre de necesidades. En el caso de la psicología, la homeostasis se caracteriza por el equilibrio que existe entre las necesidades y satisfacción de un individuo.
De este modo, si el individuo no siente que sus necesidades están satisfechas, la homeostasis lo incita a alcanzar el equilibrio interno a través de conductas que le permitan satisfacer dichas necesidades.
La depresión, la ansiedad, el estrés, los ataques de pánico, la agorafobia, el trastorno obsesivo-compulsivo, los trastornos del sueño, y cualquier otra patología son contemplados como ajustes creados ante situaciones concretas.
Es decir, son considerados como la respuesta de autorregulación más apropiada que la persona puede desarrollar en un momento y circunstancias específicas, acorde con sus capacidades.
Y ahora que lo conocemos, ¿qué debemos hacer?
Pues bien, nuestro cuerpo siempre intenta regresar a un estado de homeostasis de forma natural, pero en la medida de lo posible, debemos ayudar al cuerpo a restaurarla.
Toma nota de los factores que te ayudarán: una dieta rica en nutrientes y vitaminas, una forma física decente, un sueño adecuado, y el cuidado de la salud mental. Todo para conseguir ese equilibrio tan ansiado.