Actualidad Nalanda
Hace unos meses tenía la sensación de que algo no estaba bien. Algo andaba mal y ni siquiera me daba cuenta de qué era…
Hemos ido normalizando situaciones, me refiero a aquellas medidas, que se han ido tomando en torno a la pandemia, que nos tienen sumidos en un distanciamiento y en una crisis multisistémica.
Estas medidas, en mi opinión, destempladas, me llevan a pensar que no han sido tomadas por mala voluntad. Es una situación nueva, que se nos vino de golpe y no teníamos libreto, nadie tenía lista la “bala de plata”.
Se lee mucho acerca de la importancia de hacerse cargo de la “salud mental” y del “equilibrio bio-psico-social” de la población. Estos son términos aparentemente adecuados para enfrentar una crisis de esta magnitud, sin embargo, se trata de conceptos políticamente correctos, pero carentes de sentido a la hora de aplicarlos.
Primero porque el concepto de salud se presenta como opuesto a la enfermedad. En una situación como la que estamos viviendo, resultaría preocupante la ausencia de algún tipo de padecimiento. Esto es parte de la reacción esperable a la incertidumbre, a los riesgos de contagio y a la vida cotidiana sanitizada. En otras palabras, estar sano con lo que está sucediendo, sería señal de “insanidad”.
Existe un documento firmado por miles de expertos y profesionales de la salud, solicitando el fin de las medidas Covid. Como epidemiólogos y como científicos, nos preocupan los impactos en la salud física y mental de las políticas que predominan en relación al Covid-19 y recomendamos un abordaje que llamamos “Protección Focalizada”, reza su escrito.
Los confinamientos fueron elegidos como una de las soluciones más eficaces, pero ahora vuelve a verse cuestionado por estos mismos expertos y señalan que estos NO son una medida viable y que tendrán importantes consecuencias al medio plazo para las personas.
Por lo tanto, dar discursos con “consejos” para que las personas puedan vivir de la mejor manera posible su cuarentena, instala un ideal donde las demandas del confinamiento, la inestabilidad laboral, el desconocimiento de cómo evolucionarán las protestas sociales y el miedo a enfermar, son una realidad para la cuál se debería estar preparado.
Entiendo que las autoridades intentan cuidar la economía para que no se produzca un gran desplome, pero muchas preguntas han rondado mi cabeza a lo largo de esta crisis:
¿Quién determina que un centro comercial es de primera necesidad?
¿Por qué mientras los casinos estaban abiertos, los parques estaban cerrados?
¿La sanidad física y mental está considerada?
¿No somos nosotros, las personas, la parte fundamental de ese engranaje económico?
Lamentablemente NO, no se está dando la importancia a la salud mental que se debería y ya no solo desde las administraciones y desde la sanidad, sino también desde nosotros mismos. Quizá porque no somos conscientes o porque creemos que somos lo suficientemente fuertes para afrontar lo que está pasando pero aquí debemos tener en cuenta el segundo concepto que he mencionado al principio, el del equilibrio “bio-psico-social”, el cual resulta también inquietante.
Si bien es un buen recordatorio de que se requiere de un trabajo coordinado e interdisciplinario, es imposible saber a priori cuánto de lo “bio”, cuánto de lo “psico” y cuánto de lo “social” necesita cada persona.
No todos somos iguales y hemos afrontado la crisis de la misma forma, debemos saber que no existe un marco teórico que contenga una cosmovisión psicológica que dé respuestas a todos nuestros sufrimientos y preguntas.
Es inútil buscar respuestas absolutas en la ciencia porque puede provocar el dejar de escuchar y de alojar lo que no sabemos. Ante la enfermedad y la muerte no queda más que guardar un respetuoso silencio. Aquí es fácil confundirse y sentirse compelido a calmar, a explicar o a consolar. Obviamente que hay casos en que esto será necesario. Sin embargo, no hay que olvidar que la demanda de una persona ante situaciones de este tipo suele pasar por ser escuchado.
La llamada “cura de la palabra” se hace más necesaria que nunca. En épocas de confusión se produce un exceso de información. Recuperar la pausa, alojar la angustia sin intentar aplacarla, estar dispuesto a escuchar tiene un valor terapéutico en sí mismo pero en estos tiempos se hace más urgente y difícil a la vez.
Los profesionales de la salud mental juegan un papel importante en esto, por eso si sientes necesidad de ser escuchado, de encontrar y poner nombre a los sentimientos y emociones que tienes acumuladas durante estos meses, es importante acudas a uno.
Estamos en una situación crítica no sólo sanitaria sino económica que hace que mi discurso pueda parecer un poco simplón y poco empático. Por eso me gustaría invitarte a que si necesitas ayuda, la busques, si te sientes abrumado, decepcionado y no sabes por qué, busques a un profesional porque…
“Hacer terapia mediante la conversación es la mejor arma que tiene nuestra mente estos días, te lo digo por experiencia“
Suscríbete aquí
Tu tranquilidad, nuestra inspiración.
HORARIO DE ATENCIÓN AL CLIENTE: Lunes a Jueves de 08:30 a 18:00. Viernes de 08:00 a 15:00
HORARIO DE ATENCIÓN AL CLIENTE EN JULIO Y AGOSTO: Lunes a Jueves de 8:00 a 16:30. Viernes a de 8:00 a 15:00
– Manuscrito Universidad de Nalanda – S.XI
En estos momentos, estamos trabajando en una de esas dificultades que a veces, inesperadamente, surgen en nuestro camino cuando estamos trabajando para mejorar para ti. Mientras dejamos todo listo para ti, te proponemos que le eches un ojo a nuestro blog y disfrutes de nuestros contenidos, o que nos sigas en Twitter para que te informemos cuándo volvamos a estar online.
Utiliza estos botones según el servicio que te interese y tu posición en la cadena de suministro/subcontratación:
Si eres proveedor puedes ver la parte de nuestra web pensada para tí en el siguiente botón.
Si eres comprador puedes ver la parte de nuestra web pensada para ti en el siguiente botón.