Vuelta al trabajo,
vuelta al cole y…¿vuelta a la normalidad? La crisis del coronavirus, lejos de
alejarse, arroja cada vez más incertidumbre en todos los planos -laboral,
familiar, personal-, y hace que este año el regreso a la normalidad sea más
estresante que nunca.
Por ello, es
especialmente importante que seamos capaces de controlar nuestro estrés, ya
que, según publicaciones recientes, hay evidencias científicas de una clara
relación entre el estrés laboral y los accidentes cerebrovasculares.
Según la Fundación Española del Corazón, los trabajadores con empleos de estrés elevado tuvieron un riesgo mayor de sufrir un accidente cerebrovascular en general y más riesgo de sufrir una isquemia cerebral que los trabajadores de empleos con bajo nivel de estrés.Esto se mostró así independientemente de que el estilo de vida de las personas que ocupaban puestos de trabajo de alto estrés fuera saludable.
Cómo controlar el estrés laboral
Aprender a manejar el
estrés es recomendable, no solo para evitar este tipo de accidentes, sino que
mejorará sensiblemente nuestra calidad de vida en todos los ámbitos.
Las principales
recomendaciones para manejar de forma positiva el estrés incluyen desarrollar hábitos
de vida saludables y habilidades de aprendizaje e interpersonales, tales como abordar
la resolución de problemas, priorización de las tareas y gestión del tiempo,
etc. Esbozamos algunas:
Ejercicio físico
El mantenimiento de un
buen estado físico es positivo para todas las facetas de la vida del ser
humano, y en la prevención del estrés no podía ser menos. Realizando ejercicio
de forma habitual se aumenta la resistencia, tanto física como psicológica, a
los efectos del estrés. Además, el deporte nos hace desplazar la atención de
nuestros problemas psicológicos y posibilita el descanso y la recuperación de
la actividad mental desarrollada anteriormente. ¿No sabes qué deporte
practicar? Prueba con alguno de los que hemos recomendado en el blog: natación, taekwondo, ciclismo, etc.
Alimentación equilibrada
Seguir una dieta
equilibrada es clave para nuestra salud, y una medida muy aconsejable en la
prevención del estrés. Sí, a veces es difícil, pero en alguno de nuestros post te damos trucos y
consejos para intentar tomar siempre la opción más saludable.
Técnicas de relajación
Podemos aprender a
reducir nuestros niveles de tensión psicológica a través de la relajación
física, mediante la práctica de deportes como el yoga, por ejemplo, o con técnicas de
control de la respiración, de relajación mental y con meditación. Esto, además,
nos ayudará a desconectar de la actividad mental cotidiana, fuente de estrés.
Relaciones interpersonales
Las relaciones sociales
son siempre beneficiosas y, en este caso, pueden facilitar una mejor adaptación
e integración en la realidad. Además, los momentos de ocio y distracción con
amigos favorecen el buen humor, lo que puede prevenir o aliviar las situaciones
de ansiedad.
Técnicas cognitivas
Se trata de trabajar y reorganizar
nuestra percepción sobre una situación para sustituir las interpretaciones
inadecuadas por otras que generen respuestas emocionales positivas y conductas
más adecuadas.
Solución de problemas y asertividad
Las técnicas de solución
de problemas intentan ayudar a decidir
cuáles son las respuestas más adecuadas ante una situación, para evitar un
fracaso repetido que lleve a una sensación de impotencia, estrés, y dificulte
la búsqueda de nuevas soluciones.
Potenciar la
asertividad, además, facilita el desarrollo de la autoestima y evita la
reacción de estrés. Con esta técnica se intenta que podamos expresarnos mejor
ante los demás, de una forma libre e inequívoca, para alcanzar nuestros
objetivos respetando los puntos de vista de los demás.
Cada situación de estrés
es distinta, y los condicionantes hacen que deba tratarse de forma diferente.
Por eso, no hay soluciones universales. Por ejemplo, en ciertos casos,
flexibilizar algunas condiciones laborales, como ocurre con el teletrabajo,
puede reducir el estrés, pero en otros casos puede ser una fuente de
preocupación si no está bien implantado o regulado.
En definitiva, controlar
el estrés es posible, siempre analizando cada caso particular para poner en
práctica las técnicas y hábitos más adecuados para cada situación.