Actualidad Nalanda
El objetivo central de la seguridad y la salud en el trabajo no se refiere sólo a prevenir los accidentes y lesiones derivados de la actividad laboral, sino que también se centra en garantizar y proteger la salud mental de los trabajadores.
La transformación digital está generando muchos cambios en la organización del trabajo. Estos cambios, que son transversales, afectan a todos los sectores y actividades. Uno de ellos es el impacto sobre el orden del tiempo de trabajo, afectado por la prolongación de jornada y, por tanto, por la disminución de los tiempos de descanso y de recuperación.
No hay duda sobre el hecho de que la tecnología aplicada al trabajo mejora el rendimiento, evita tener que realizar tareas repetitivas y supone una oportunidad para colectivos con capacidades diferentes. También facilita la actividad en zonas con baja densidad de población y mejora la autogestión. Así expuesto, todo parecen ser bonanzas en la nueva era digital, pero no es oro todo lo que reluce.
Ante tanto beneficio quizás se haya pasado por alto el alto peaje que se cobra esta transición digital en el factor humano del trabajo. El aumento del estrés, los problemas de sueño o la fatiga informática son algunas de las consecuencias de la hiperconectividad y pueden suponer daños para la salud mental, cardiovascular y musculoesquelética, además de perjudicar el rendimiento laboral.
La tecnología mejora procesos y flujos de trabajo, pero también incide notablemente en las personas trabajadoras modificando sustancialmente sus condiciones y exposición, lo que puede afectar a su salud, su seguridad y su rendimiento.
Si aspiramos a que la cadena de la transformación digital sea un factor que impulse el éxito empresarial de todos, hay que vigilar que las personas no pasen a ser el eslabón más débil de esta cadena.
Una de las características de la transformación digital, que se acentuó a raíz de la pandemia, es su capacidad para facilitar una hiperconectividad laboral, que se traduce en no pocos casos en una disponibilidad casi permanente de los trabajadores.
Realizar alguna actividad laboral una vez finalizada la jornada ordinaria es algo que ha aumentado con la digitalización. Esta prolongación de la jornada se caracteriza porque no requiere el desplazamiento físico a la empresa, sino que se atiende en remoto a través de las TIC, y tiene como consecuencia que las personas trabajadoras estén disponibles y conectadas más allá de la finalización de su jornada o, incluso, en periodos vacacionales y fines de semana.
Para conseguir alcanzar el bienestar digital los empleados deben ser dueños de su tiempo y tienen que se ellos quienes decidan en qué momentos tienen que usar o consultar sus dispositivos.
Este aumento inadecuado del tiempo dedicado al trabajo en escenarios laborales digitalizados puede conducir a una fatiga física y mental que impidan al trabajador disfrutar del descanso adecuado y, lo que es más peligroso, puede conducir a errores y accidentes de trabajo.
Además, el bienestar laboral debe incluir poder limitar el tiempo suficiente al resto de las esferas de la vida de las personas: la familia y ocio deben ocupar el espacio y el tiempo que corresponden a cada uno y lo contrario puede suponer una vulneración de los derechos laborales.
Para conseguir esta conciliación es necesaria la participación de todas las partes: agentes sociales, empresarios y administraciones públicas. Entre todos ellos se debe impulsar una transformación digital cuyo objetivo principal sea la conciliación entre el ámbito laboral y la vida personal que posibilite un empleo digno y de calidad para todas las personas.
Se hace obligatorio hacer un análisis en profundidad de la materialización de los tiempos de trabajo en entornos digitalizados. Si se detecta que la población trabajadora está hiperconectada y, por tanto, prolonga su jornada laboral más allá de su horario ordinario, es posible que la dimensión de la plantilla no sea la suficiente y esté provocando una sobrecarga de trabajo.
Todo cambio tiene sus riesgos si este no se afronta con garantías. En este viaje de la transformación digital será necesario eliminar los factores de riesgo psicosocial; la digitalización no tiene por qué exigir hiperconectividad y plena disponibilidad. No es lo mismo estar disponible puntualmente que de manera habitual.
Según ha advertido el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, una conexión laboral permanente provoca insomnio, irritabilidad, estrés, desmotivación, falta de energía y, por supuesto, menor rendimiento laboral lo que va en detrimento de la propia empresa.
A nivel de rendimiento y eficiencia, necesitamos desconectar: disfrutar de la vida personal, tener tiempo para nuestra familia y amigos, descansar adecuadamente… Eso aporta salud y bienestar.
En Nalanda sabemos que invertir en cuidar y proteger la salud mental de los trabajadores es una decisión acertada que genera beneficios individuales y colectivos para el éxito y la sostenibilidad de la actividad empresarial.
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– Manuscrito Universidad de Nalanda – S.XI
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