El desarrollo de acciones de sostenibilidad no puede ser una pose

Hoy las siglas ODS y el desarrollo de determinadas acciones de sostenibilidad son un objetivo que está en la mente de todos los que tienen un puesto de cierta responsabilidad en cualquier empresa.  Lo tenemos interiorizado, pero esta estrategia ya no puede ser simplemente una pose. El mercado y la sociedad no nos lo perdonarían.

Hay empresas que piensan que con un simple lavado de cara, “greenwashing” ecológico, tal como unas líneas en su web recalcando la importancia de la sostenibilidad y el medio ambiente, les basta para crearse una buena reputación como empresa responsable y sostenible. El fraude de Wolkswagen sobre las emisiones contaminantes de sus vehículos no está muy lejano en el tiempo.

La mala noticia para quienes no hagan sus deberes en este campo es que el mensaje de que hay que desarrollar toda actividad de forma responsable ha calado en la sociedad y ahora va mucho más allá de colgarse una etiqueta.

La sociedad, los clientes y, más importante aún, los inversores, exigen un compromiso más auténtico y real por parte de la empresa.

Llega la contabilidad sostenible, un desafío clave para las empresas

Dando por sentado, como el valor al soldado, que las empresas hoy día tienen una conciencia mucho más sensibilizada con respecto a la sostenibilidad y el medioambiente, hay que dar un paso más. Esa “extra mile” que llaman los británicos.

Este año la sostenibilidad tiene que integrarse en la contabilidad de las compañías con los Estados de Información no Financiera (EINF). Esto va a suponer el final de la narrativa sobre sostenibilidad para que ésta pase a ser una parte importante de los activos del Balance.

Los criterios ESG son todos los factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo que se consideran antes de invertir en cualquier empresa. Pero cumplir con los requisitos de control va a exigir responder a preguntas como: ¿cuenta en su compañía con sistemas para medir sus riesgos climáticos y medioambientales…sabe cuál es la huella de carbono de su organización…?

Y es muy importante que las empresas actúen basándose en estas exigencias, puesto que estos criterios juegan un papel clave para los inversores a la hora de comprar acciones de una u otra empresa. Cuando invertimos en empresas que cumplen los criterios ESG, hablamos de inversión socialmente responsable (ISR).

Para ello enfatizan en la importancia de disponer de datos homogéneos entre empresas sobre la sostenibilidad, para poder decidir así en qué empresas invertir. El problema es que para muchas compañías va a ser muy difícil cumplir con estas exigencias. Hay aspectos ESG que son fácilmente medibles y constatables por parte de expertos, pero hay otros muy complejos de evaluar y cuantificar.

Las inversiones en empresas socialmente responsables y los stakeholders

La inversión sostenible comprende una serie de parámetros como resultado de combinar los enfoques de inversión tradicionales con criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno corporativo (ESG) con el objetivo de obtener beneficios y compartirlos con la sociedad en los que desarrollamos la actividad.

Existen tres áreas de actuación en los que una empresa socialmente responsable se debe centrar:  la naturaleza o medioambiente, lo que afecta a su gobierno corporativo y lo relacionado con las personas y con las comunidades en las que la compañía tiene presencia.

Esta última se centra en cómo se relaciona la empresa con sus “stakeholders” o diferentes “grupos humanos que importan a la empresa”; es decir, con aquellos colectivos que nos pueden pedir que rindamos cuentas por las consecuencia de nuestros actos.

• Accionistas o propietarios
• Empleados
• Clientes
• Distribuidores y socios comerciales
• Proveedores
• Competidores
• Agentes sociales
• Administraciones públicas
• Comunidad local
• Público en general

La responsabilidad social de una empresa debe dar respuesta a las diferentes expectativas de todos sus  stakeholders y satisfacer las necesidades de aquellos encargados de la toma de decisiones de la empresa.

En la medida en que la responsabilidad social es crear valor para los grupos con los que se relaciona la empresa para que de esta forma, sea y actúe  de forme sostenible, definir qué aspectos deben cumplir con sus stakeholders será clave.  

Los jóvenes se fijan en las acciones de sostenibilidad de las empresas

Así es. La crisis provocada por la pandemia, unida a la “resaca” de desempleo que dejó tras de sí la crisis de 2008, dejaron a los jóvenes en una situación precaria a la hora de optar por un empleo.  Españaes el país de la OCDE con la segunda mayor tasa de desempleo juvenil  (29%), solo por delante de Grecia (39 %).

A pesar de ello, las nuevas generaciones no aceptan indiscriminadamente cualquier trabajo, sino que a la hora de hacerlo tienen muy en cuenta el compromiso de responsabilidad social corporativa de la empresa de la que quieren formar parte.

Se trata de una cultura muy propia de las generaciones de “millenials y zentennials” y supone un cambio de paradigma en la demanda de empleo, que está afectando de forma importante al compromiso social y responsable de las empresas.

Los jóvenes de hoy buscan trabajos que les ayuden a crecer, pero que al mismo tiempo estén alineados con sus valores. Por ello buscan proyectos emprendedores como alternativa donde desarrollar sus ideas y quieren trabajar en empresas que aporten soluciones a los desafíos a los que se enfrenta el planeta.  

Los jóvenes, con la importancia que conceden a las acciones de sostenibilidad, están marcando a las empresas el rumbo que tienen que seguir si quieren seguir en el mercado. ¡Confiemos en que les escuchen!